El Blog de TodoPress

Novedades de la empresa y reflexiones sobre la actividad periodística.

Felicidades

Esperamos hasta ahora por si había fin del mundo... pero no, acá estamos. Vivitos y coleando, dispuestos a escribir una nueva salutación para cerrar el año.

La Tierra no colapsó (todavía), así que es un buen momento para agradecerles por otro año de trabajo compartido y por la confianza renovada.

Ojalá que el 2013 nos vuelva a reunir en el mismo camino. Y si así no fuere, el mensaje es el mismo: les deseamos paz, salud, prosperidad y muchas felicidades a cada uno de ustedes.

¡Chin-chin!


CostaPress, un nuevo emprendimiento

TodoPress sigue creciendo y ampliando sus horizontes. Ahora llega el momento de anunciar el lanzamiento de CostaPress, un servicio de prensa, comunicación y difusión pensado especialmente para el Partido de la Costa.

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La muerte de Jazmín De Grazia en los medios


Jazmín De Grazia era modelo, periodista y conductora de TV. Tenía 27 años cuando, el pasado 5 de febrero, fue encontrada muerta en su departamento de Recoleta. Un rato antes, se había comunicado con su novio, Leandro Cabo Guillot, para decirle que se sentía mal y pedirle que vaya para su casa.

La noticia no tardó en explotar en los medios de comunicación. Y pronto aparecieron los “trascendidos”, ese eufemismo que utilizan algunos periodistas para difundir información sin verificar, hipótesis, prejuicios y otras yerbas. Lo que “trascendió” a las pocas horas del hallazgo del cuerpo fue que Jazmín había muerto de sobredosis u otro motivo vinculado a las drogas, y que se había hallado cocaína en su vivienda. Al parecer, podíamos conocer la causa de muerte antes de la autopsia y saber qué cosas había en su departamento sin declaraciones de policías o fiscales y sin acceso a la investigación judicial.

Al día siguiente, empezaron a aparecer supuestos amigos de Jazmín, quienes afirmaban que ellos trataron de cuidarla, que la modelo y periodista llevaba una vida descontrolada, que se sabía que estaba mal… Estos mismos entrevistados, a la segunda o tercera pregunta, reconocían que hacía meses (o hasta años, en algunos casos) que no tenían contacto con la fallecida, pero aseguraban que igual la querían mucho. El mensaje desde los medios era siempre el mismo: el “círculo íntimo” (otro eufemismo para poner en boca de alguien indefinido ciertas declaraciones que no se pueden o no se quieren asumir) sabía de los problemas de Jazmín con las drogas. No importó que el padre dijera lo contrario y que expresara, con mucha sensatez, que si había droga de por medio, tampoco iba a cambiar lo esencial de la tragedia (¿la familia sufriría menos? ¿Jazmín se convertía en culpable de su muerte?).

En algunos programas de TV y medios digitales, se tomó la última twitcam hecha por De Grazia como una prueba casi irrefutable de su adicción. Si se expresaba de esa manera (“errática”, “confusa” o “acelerada”, según el periodista en cuestión), era porque estaba drogada. Cabe destacar que hoy, a seis días de su muerte, todavía no se conocen los resultados del análisis toxicológico. Pero eso parece no tener importancia, según el mensaje que propagan ciertos medios.


La frutilla del postre la aportó el diario Crónica con su tapa del viernes 10: una fotografía de página completa con la modelo semidesnuda, muerta junto a la bañera. En el interior, un suplemento especial con más fotografías del cadáver y del departamento, incluyendo imágenes de un plato con una sustancia que aparenta ser cocaína.

Algunas cuestiones sobre dicha edición de Crónica:

1.    Las fotos fueron tomadas por un policía o investigador, quien las vendió a la prensa. Eso es un delito. La ministra de Seguridad, Nilda Garré, aseguró que sancionará a los responsables.
2.    Crónica compró fotos obtenidas ilegalmente, que nunca deberían haber salido de la causa policial, y las publicó. Otro delito. Violó la intimidad de la víctima y los derechos de sus familiares.
3.    No es la primera vez que ocurre. Incluso hay fallos judiciales que sirven como antecedente: en 1981, la revista Gente difundió fotos de Ricardo Balbín agonizando en terapia intensiva. Su familia entabló una demanda por daños y perjuicios (generados por la violación del derecho a la intimidad) y ganó en tres instancias, incluyendo en la Corte Suprema de Justicia.

La polémica por las fotos fue furor en Twitter. #latapadecronica y #tapadecronica fueron los temas del día en Argentina, con la mayoría de la gente condenando la conducta del diario. Pero Crónica agotó tres tiradas de la edición.

Se produjeron situaciones curiosas. Lucas Carrasco (quien trabaja en Crónica), por ejemplo, publicó un artículo en contra de la difusión de las fotos. Y periodistas de otros medios, como Luis Ventura, defendieron al diario con alegatos por la libertad de expresión. Como si esa libertad avalara cometer delitos, por no hablar de la falta de ética inherente en el hecho de publicar fotografías robadas de una persona muerta.

Algunos hasta se animaron a decir que era correcto publicar las fotos porque “mostraban las consecuencias de la droga”. Pero de utilizar esas páginas para entrevistar a un médico que hablara con argumentos científicos o a un psicólogo que recomendara cómo ayudar a un adicto, ni una palabra. Tampoco nadie pensó en lo conveniente que resultaría invertir esfuerzos periodísticos en difundir estadísticas de narcotráfico o denunciar complicidades policiales y políticas en la venta de droga.



Periodistas que refieren a una muerte por drogas sin tener datos de la autopsia ni del análisis toxicológico.

Periodistas que consideran que un video puede ser una prueba de una conducta alterada por la droga, sin ni siquiera consultar con algún experto en adicción y sin tener en cuenta que cada organismo puede tener una reacción diferente. Y que toman ese video como explicación de la muerte.

Periodistas que citan declaraciones de gente que no hablaba con la víctima desde hacía varios meses, pero que podían afirmar que la fallecida “no estaba bien”.

Periodistas que justifican lo injustificable con la excusa de querer denunciar los efectos de la droga, pero que no se molestan en hablar con médicos, psicólogos o psiquiatras para tratar el tema e informar con fundamento a la sociedad.

Periodistas que dicen luchar contra la droga al publicar fotos de Jazmín muerta, pero que no dedican ni media página a denunciar al narcotráfico.

Periodistas que, con su accionar, nos explican por qué mucha gente ya no confía en los medios de comunicación.

Por Julián Pérez Porto.
Periodista freelance, co-fundador de la agencia TodoPress. Cuenta con experiencia en medios gráficos, digitales y radiales. También trabajó en áreas de Prensa de varias empresas tecnológicas y como analista de medios.