
Desde que TodoPress comenzó a funcionar, han sido muchas las satisfacciones que tuvimos en ese sentido. En el año 2007, por ejemplo, un comentario realizado por Julián sobre la película “Yo la recuerdo ahora” fue incluido en el aviso publicitario de esa cinta dirigida por Néstor Lescovich. Ese mismo año, me encargué de la elaboración de un artículo basado en el contenido de un largometraje argentino dirigido por Pablo César que se ha dado a conocer como “Hunabku”.
Si bien esa nota tuvo varios comentarios, jamás imaginé que, casi dos años después, el hecho de haberla escrito me pondría en un lugar privilegiado: el de ser recordada, más allá del tiempo transcurrido, por un joven actor para el cual mi trabajo no pasó desapercibido.
Ese artista que, a través de su mamá, Laura Andino, se contactó conmigo hace algunas semanas para expresarme su agradecimiento por haber colaborado, con mi trabajo, a difundir la obra de la que él formaba parte, es Tahiel Arévalo.
Desde que publiqué la reseña de cine hasta ahora, este adolescente argentino que, pese a su corta edad, ya tiene una gran experiencia en cine, teatro y televisión, continuó su formación y sumó trayectoria en su ámbito, así como yo seguí con mis obligaciones laborales.
Sin embargo, la existencia de esa nota sobre “Hunabku” que, para mí, ya estaba archivada en la memoria, quedó flotando en la cabeza de Tahiel. Así fue entonces que, días antes de subirse al escenario una vez más, le pidió a su madre que intentara localizarme: su intención, según me confió Laura, era honrar mi gentileza del pasado con una invitación actual a presenciar el estreno de “Rosa Mística”, una obra teatral que lo tiene como protagonista junto a Anita Pauls.
Esta propuesta dirigida por Ignacio Apolo que comenzará a desarrollarse a partir del próximo 3 de septiembre en la Ciudad Cultural Konex, ofrece una historia marcada por la delincuencia y la marginación social. En ese marco, Lauchi, un joven habitante de una villa, será quien ayude a una niña llamada Rosa a descubrir lo que se esconde detrás del accionar de una familia que, tras perder a su pequeño hijo en un confuso episodio, levanta un altar para honrar al bebé muerto, quien pronto se convierte en el santito venerado por todo el barrio.
No sé, todavía, cómo será el desempeño de Tahiel sobre el escenario, aunque tampoco importa: al menos en esta oportunidad, lo único que pretendo es remarcar su humildad y el respeto que me han demostrado, tanto él como Laura, ni más ni menos, por haber hecho mi trabajo.
Por Verónica Gudiña
Periodista freelance, co-fundadora de la agencia TodoPress. Cuenta con experiencia como redactora y editora en publicaciones impresas y digitales. Además se desempeñó como analista de medios.
1 comentarios:
En si la vida misma es una gran caja de sorpresas, hay de todo, pero cada tanto la sorpresa es una caricia al alma, como la de este joven actor agradecido, le digo a Tahiel que mantenga esa actitud a lo largo del tiempo, a lo largo de su vida, mas allá de la fama y el dinero.
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